viernes, 19 de noviembre de 2010

La ceguera de los que pueden ver

Yo, Aitziber, me levanto por la mañana sin saber lo que haré durante las próximas horas que me regala cada día. Desayuno, me visto y salgo a la calle para ir a la universidad. Por la tarde, después de comer, observo el día que hace, e intento planear un día diferente y maravilloso que me valga la pena. A veces voy al cine, otra veces al parque, hay días en los que me apetece pasear por la ciudad, y otros en los que voy de tiendas. Todo eso gracias a que la sociedad me ofrece gran variedad de actividades para mi tiempo libre.
Hoy, 19 de noviembre, me he levantado con otros ojos, con los ojos de una persona que no puede ver la realidad por mucho que desee verla. Con esos ojos he salido a la calle y me he puesto a observar mi alrededor viendo que todas esas actividades anteriormente nombradas pueden describirse mediante un adjetivo; imposibles.
Un ciego, cuando se levanta como todos los demás, sale a la calle, pero se encuentra con una serie de obstáculos, las cuales le es imposible superar sin ayuda. Cuando entra a una tienda, se puede tropezar con el escalón, o cuando va a pasear sea a la ciudad como al parque, hay obstáculos que un perro guía no puede evitar. Por lo que todas esas actividades de las cuales toda persona deberían disfrutar, se disminuyen a muy pocas actividades.
Por todo lo dicho, yo y creo que muchos más, nos sentimos impotentes al ver la sociedad. Se trata de una sensación de querer y no poder hacer nada ya que no somos nadie en la sociedad o así nos hacen sentir. ¿Donde están esas personas que se dedican a adaptar la sociedad al individuo? Aunque la tecnología haya avanzado y haya lugares donde todo es posible para los ciegos, la mayoría de las ciudades dejan mucho que desear respecto a esto.
No hay peor problema que observar la realidad y no querer verla, y los que realmente tienen el poder de cambiar la sociedad para la mejora de todos, son los que no quieren ver. Es la realidad lamentable, y es una pena que solo algunos lo veamos.

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